El Estado Profundo, el 11/S y la rusofobia

Foto: Wikipedia. Autor: Michael Foran (Licencia: Creative Commons Atribution 2.0 Genérica)

Por: Jorge Santa Cruz

Es muy sospechoso la rusofobia que campea, en la actualidad, en los altos círculos políticos, económicos, financieros y médicos de los Estados Unidos. 

Lo es porque el Estado Profundo enquistado en Washington y Nueva York sangró-de manera literal-a los Estados Unidos para que ayuden a la dictadura soviética a ganar la Segunda Guerra Mundial, en el teatro europeo. Y lo hizo porque la Alemania de Hitler estorbaba a sus clientes de dominación mundial. 

¿Cómo fue eso? 

Teniendo cómo eje la Ley de Préstamo y Arriendo que fue aprobada por el Senado de los Estados Unidos el 8 de marzo de 1941 y que fue firmada por el presidente Franklyn Delano Roosevelt, tres días después. (Cabe anotar que Roosevelt iniciaba su tercer mandato; que gobernó el mismo número de años que Adolfo Hitler en Alemania -de 1933 a 1945), pero que diferenciaba al líder nazi, no era considerado un dictador, sino un demócrata). 

El 7 de junio del ya lejano 1994, publicamos en la plana editorial de El Heraldo de México (página 6A), que Estados Unidos envió a la Rusia comunista, al amparo de la Ley de Préstamo y Arriendo, alrededor de 2 mil 600 buques ( con 16.5 millones de toneladas de desplazamiento); 427 mil 284 camiones pesados; 13 mil 300 carros blindados; 35 mil 170 motocicletas y otros 2 mil 328 vehículos. 

El 11 de junio, pero de 2017, es decir, 23 años después de que fue nuestro artículo en El Heraldo de México, la agencia rusa de noticias Sputnik publicó, a propósito del tema, lo siguiente:

En el marco de ese acuerdo, los Estados Unidos se encontraban cerca de 350.000 camiones, 11.500 aviones, 12.000 vehículos blindados, 1.977 locomotoras, millas de toneladas de alimentos y medicamentos, entre otras cosas. Un cambio, la URSS proveía a las industrias estadounidenses de recursos estratégicos, como manganeso o cromo, minerales utilizados en la fabricación de blindados.

Hoy, 11 de septiembre de 2018, a 17 años de los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York, la situación es diametralmente opuesta: El Estado Profundo -que tiende a tender tentáculos en Gran Bretaña, la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte-abomina de Rusia, porque el presidente Putin es un estorbo para sus aviones hegemónicos. Incluso rechazo a la ideología de género, lo que dista mucho de ser un asunto menor.

El Estado Profundo armó los ataques a las Torres Gemelas para tratar de imponer un nuevo orden de terror y espionaje en el mundo. Amo del "terrorismo islámico", se ha valido de este para justificar toda clase de arbitrariedades globales.

De manera paradójica, el Emirato Islámico -también conocido como Estado Islámico, ISIS o Daesh- se ha abstenido de atacar a Israel; en cambio, lo ha hecho de manera encarnizada, con Siria, nación que está a la expansión sionista del Gran Israel. 

En esta ecuación, Rusia se puso del lado de Siria y derrotó al terrorismo islámico. El motivo es más que suficiente para que el Estado Profundo abomine de Putin. 

Hoy, 11 de septiembre de 2018, no hay Ley de Préstamo y Arriendo. En cambio, hay muchas movilizaciones de tropas en Europa y Rusia, y el montaje de otro falso ataque químico en Siria.

El Estado Profundo tiene dos objetivos claros en esta fecha importante: acabar con el presidente sirio, Bashar al Assad, y preparar el magno ataque contra su más poderoso adversario militar: el mandatario ruso Vladimir Putin. 

De acuerdo, consolidar al Gran Israel -que tiene ya su racista ley de la población nacional- como la potencia del Medio Oriente y tomar el control del país más extenso de la tierra, Rusia. Ni más ... ni menos. Sin duda, estamos en los albores de la III Guerra Mundial.

(*) Periodista mexicano.

@JorgSantaCruz1

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